Todo sobre el Dolmen de Soto de Trigueros
¿Qué es el Dolmen de Soto?
El Dolmen de Soto es uno de los monumentos megalíticos más destacados de Europa, especialmente en lo que respecta a su riqueza artística y su abundancia de manifestaciones gráficas. Datado entre el 3000 y el 2500 a.C., este dolmen se encuentra en la localidad de Trigueros, en la provincia de Huelva (España). Es uno de los más importantes de los más de doscientos monumentos megalíticos descubiertos en la provincia y uno de los ejemplos más impactantes del Neolítico en el sur de España. Este dolmen no solo destaca por su monumentalidad, sino también por los pigmentos y grabados que componen un programa gráfico de gran complejidad interpretativa, constituyendo una narrativa rica y fascinante de la Prehistoria Reciente.
El Descubrimiento
El Dolmen de Soto fue descubierto y excavado en 1923 por Armando de Soto, propietario de la finca de La Lobita. De Soto puso este hallazgo en conocimiento del arqueólogo Hugo Obermaier, quien se encargó de su investigación. Obermaier destacó dos aspectos esenciales de este dolmen: su grandiosa arquitectura y la abundancia de grabados en los ortostatos y estelas reutilizadas, características que lo convierten en un caso singular dentro del megalitismo europeo de la época. Debido a su relevancia, el dolmen fue declarado Monumento Nacional en 1931, equiparándose en importancia a las mayores construcciones megalíticas del sur de la Península Ibérica. El monumento fue posteriormente estudiado por el matrimonio alemán Leisner, quienes publicaron sus hallazgos en 1943.
Características del Dolmen de Soto
El Dolmen de Soto pertenece a la familia de los dólmenes de corredor largo, siendo el más grande de los encontrados en la provincia de Huelva. Su longitud es de casi 21 metros, con una anchura que varía desde los 0,82 metros en la puerta hasta los 3,10 metros en la cámara. Este dolmen está orientado de levante a poniente, permitiendo que los primeros rayos del sol durante el equinoccio avancen por el corredor y se proyecten en la cámara durante unos minutos. Este fenómeno sugiere la posibilidad de que los difuntos renacieran en la vida de ultratumba, bañados por la luz solar en un rito ancestral.
Círculo de Piedras
Previo a la construcción del dolmen, recientes excavaciones arqueológicas han documentado la existencia de un círculo de piedras del Neolítico (V-IV milenio a.C.), de tamaño y trazado similar al posterior anillo peristalítico. Este círculo contaba con un diámetro de 60 metros y estaba compuesto por piedras de diversas materias primas y formas: bloques, menhires y estelas-menhires de grauvaca, calcarenitas y conglomerados ferruginosos. Estas piedras, distribuidas equidistantemente en el recinto megalítico, sugieren que el lugar pudo haber sido un gran santuario dedicado al culto a la muerte, la veneración de las divinidades y el tributo a la memoria de los ancestros. Su uso perduró durante la Edad del Cobre (III milenio a.C.).
Arte Rupestre
El Dolmen de Soto alberga un gran número de ortostatos y losas de cubierta que presentan abundantes grafías características del arte megalítico del sur de la Península Ibérica. Estos grabados, elaborados mediante diversas técnicas como el piqueteado, la incisión, la abrasión y el bajo relieve, junto con pinturas con motivos figurativos, representan la cosmología de las comunidades que erigieron el dolmen. Los símbolos plasmados en estas piedras reflejan una visión del mundo relacionada con los cuerpos celestes (sol, luna y estrellas), mitos, leyendas, divinidades y rituales asociados a la vida y la muerte. Estas prácticas rituales conectaban el mundo material con el espiritual, donde se creía que habitaban los ancestros.
Deja una respuesta
No te pierdas esto: